Los retrasos son cosa que le pasa a cualquiera debido al mal manejo del tiempo o también a eventos imprevistos, como organizador profesional no estoy exento
Hoy no sabía que escribir y ya es hora de retornar a las publicaciones semanales. Tengo temas en mi listado de tópicos a tratar, no es que no los tenga, simplemente que por una combinación de cosas, mi manejo del tiempo para cuestiones del blog no ha sido el más pertinente. Me confíe y ahora los retrasos se han hecho presentes.
Hace un mes, me despedía temporalmente porque se presentaba el periodo vacacional de semana santa y yo he estado atareado con un cliente corporativo en la cuidad de Culiacán al noroeste de México. Bueno como todo plazo se cumple y el mes de gracia que tomé, expiró. Pero que peculiar es sentirse con un deber por hacer y por una razón u otra no cumplirlo. Pues bueno esos retrasos a la labor de escribir se traducen hoy en una imperiosa prisa, porque debo producir material de interés que no sea al vapor (qué ironía) y que hable de mi trabajo como organizador profesional o de técnicas para organizar la casa o la oficina. Pues bien, hoy tengo que hacer la confesión, también los organizadores sufrimos retrasos.
Retrasos Imprevistos
Hay situaciones de vida que nos hacen retrasarnos, digamos una enfermedad, la llegada de algún pariente a casa, visitas que nos alegran el día pero trastocan la agenda, etc. Esos retrasos son totalmente imprevistos, así que lo que mejor podemos hacer es relajarnos y lidiar con ellos. Replanteando y editando compromisos podemos recuperarnos y montar el vagón otra vez en las vías y que la locomotora lo arrastre con normalidad. Aquí mostramos nuestra habilidad para malabarear compromisos y eventos. Siempre tendremos presentes esta clase de inconvenientes que no podemos controlar, pero que sin embargo, podremos controlar la manera como emocionalmente nos afecten. Mientras más aprehensivos nos pongamos, más difícil será encontrar salidas viables para restaurar nuestro balance.
Retrasos Propiciados
De los retrasos que de verdad quiero hablar, son los propiciados. Esos retrasos que sufrimos de manera más o menos consciente. Si, lo has leído bien, sabemos que tendremos esos retrasos, lo peor, no hacemos nada por evitarlos. ¿Cómo ocurre esto? Tenemos demasiados compromisos, dejamos las cosas para la última hora, dejamos de llevar hábitos saludables, en este caso dormir y distraernos adecuadamente. Llega con todo eso una acumulación de deberes y un agobio que nos hacen bloquearnos, dejamos de mirar la fotografía completa, o en este caso, el calendario de actividades completo. Solo miramos el día a día y no el mes o la semana para saber en todo momento qué debemos y cuándo debemos hacerlo.
[Tweet “Retrasos Los Sufrimos Todos Unas Veces Por Imprevistos Otras Por Negligencia”]
A mí me ha pasado, me enfrasqué tanto en la organización de mi cliente, que dicho sea de paso es de tipo intensivo (40 horas por semana), además de labores de traducción que en las próximas semanas les hablaré, que dejé de mirar mi calendario, para darme cuenta, o mejor dicho, para corroborar que el tiempo se venía encima, porque en el fondo de mi ser, sabía que algo tenía que hacer y no le había dedicado el tiempo necesario. Así que a ustedes no les pase, miren mi ejemplo y si acaso les sucede, deténganse un momento, respiren y amplíen su visión para que los retrasos no les vuelvan locos.