Convertirte en un NO-acumulador no es sinónimo de convertirte en un adorador absoluto del concepto estético del minimalismo; tampoco se trata de ser un anticonsumidor. No es malo que seas alguno de ellos, si lo eres bien por ti. Ser un NO-acumulador no esta peleado con tener o poseer la cosas buenas que la vida nos ofrece, para vivir confortablemente o sentirnos en un espacio acogedor rodeado de cosas lindas. Toda la filosofía del NO-acumulador radica en ser un consumidor enterado, informado y bien plantado en su realidad. No gasta más de lo que tiene ni compra aquello que no tienen utilidad real más allá de una que otra cosa que puede mantener un nivel de alegría en su vida.
Podemos establecer algunos lineamientos que para nada son reglas en el aprecio de los NO-acumuladores.
Tu no eres tus cosas. Las cosas no te definen, tus posesiones no conforman tu personalidad, por tanto tu valor como ser humano y miembro de la comunidad están dictadas por lo que eres tú, vistas de un modo u otro, tengas una caja de posesiones o una bodega gigantesca llena de estas.
Los objetos no están vivos, por tanto no tienen alma. Alguna pieza de joyería o la vajilla que por generaciones a cuidado cada uno de los integrantes de la familia que la ha ido heredando de ningún modo son seres animados o colectan en su materia el alma de las personas que las compraron o nos las heredaron. Incluso con las cosas que nosotros mismos compramos, no podemos imprimirles un valor más allá del monetario o sentimental pero para nada conlleva el que si ese objeto se rompe, pierde o daña pueda dañar a la persona en sí o su memoria.
Conocerse para tener menos. Hay una frase muy connotada en el mundo del diseño y arquitectura; menos es más. Cuando logramos conocernos a nosotros mismos y nuestra verdadera esencia como ser, nos damos cuenta que todo los que nos rodea son solo medios para obtener confort más no son el confort en si mismos. Al conocernos establecemos nuestras verdaderas prioridades como la salud, el amor, la compasión, el honor, etc. y con ello aprendemos a no buscar esas prioridades en las cosas y si en nosotros y quienes nos rodean.
Calidad no es cantidad. Siempre será un tema controversial, especialmente cuando la economía personal no es tan buena como quisiéramos; pero es precisamente en esos momentos que debemos apreciar siempre la calidad por sobre la cantidad. Es mejor gastar un poco más de dinero en algo que resulte muy duradero que gastar pocos pesos en algo que solo durará un breve lapso de tiempo.
Cualquiera puede ser NO-acumulador. Todos podemos aprender las bases y habilidades para ser un NO-acumulador, claro que no a todos nos toma el mismo tiempo, pero definitivamente si vamos paso a paso, marcando nuestro propio ritmo aprenderemos a ser un NO-acumulador. Es cosa de practicar, practicar, practicar para obtener el aprendizaje.
Se un NO-acumulador es una elección. Entendamos este punto muy claramente, sobre todo cuando un espacio es habitado por más de una persona. No podemos forzar a otro a ser lo que nosotros somos o queremos, por lo tanto, el que yo decida ser NO-acumulador no me da el derecho de fastidiar a los demás para que lo sean y menos disponer de lo que no me pertenece y deshacerme de ello.
Estás estrategias nos conducen a ser más organizados pero de ningún modo pienses que esa es la meta. Ser organizado es el camino, la meta es vivir mejor.
Podemos establecer algunos lineamientos que para nada son reglas en el aprecio de los NO-acumuladores.
Tu no eres tus cosas. Las cosas no te definen, tus posesiones no conforman tu personalidad, por tanto tu valor como ser humano y miembro de la comunidad están dictadas por lo que eres tú, vistas de un modo u otro, tengas una caja de posesiones o una bodega gigantesca llena de estas.
Los objetos no están vivos, por tanto no tienen alma. Alguna pieza de joyería o la vajilla que por generaciones a cuidado cada uno de los integrantes de la familia que la ha ido heredando de ningún modo son seres animados o colectan en su materia el alma de las personas que las compraron o nos las heredaron. Incluso con las cosas que nosotros mismos compramos, no podemos imprimirles un valor más allá del monetario o sentimental pero para nada conlleva el que si ese objeto se rompe, pierde o daña pueda dañar a la persona en sí o su memoria.
Conocerse para tener menos. Hay una frase muy connotada en el mundo del diseño y arquitectura; menos es más. Cuando logramos conocernos a nosotros mismos y nuestra verdadera esencia como ser, nos damos cuenta que todo los que nos rodea son solo medios para obtener confort más no son el confort en si mismos. Al conocernos establecemos nuestras verdaderas prioridades como la salud, el amor, la compasión, el honor, etc. y con ello aprendemos a no buscar esas prioridades en las cosas y si en nosotros y quienes nos rodean.
Calidad no es cantidad. Siempre será un tema controversial, especialmente cuando la economía personal no es tan buena como quisiéramos; pero es precisamente en esos momentos que debemos apreciar siempre la calidad por sobre la cantidad. Es mejor gastar un poco más de dinero en algo que resulte muy duradero que gastar pocos pesos en algo que solo durará un breve lapso de tiempo.
Cualquiera puede ser NO-acumulador. Todos podemos aprender las bases y habilidades para ser un NO-acumulador, claro que no a todos nos toma el mismo tiempo, pero definitivamente si vamos paso a paso, marcando nuestro propio ritmo aprenderemos a ser un NO-acumulador. Es cosa de practicar, practicar, practicar para obtener el aprendizaje.
Se un NO-acumulador es una elección. Entendamos este punto muy claramente, sobre todo cuando un espacio es habitado por más de una persona. No podemos forzar a otro a ser lo que nosotros somos o queremos, por lo tanto, el que yo decida ser NO-acumulador no me da el derecho de fastidiar a los demás para que lo sean y menos disponer de lo que no me pertenece y deshacerme de ello.
Estás estrategias nos conducen a ser más organizados pero de ningún modo pienses que esa es la meta. Ser organizado es el camino, la meta es vivir mejor.