En casa, por regla general convivimos con una pareja, con hijos, con los padres o con compañeros de cuarto, son más bien pocas las veces que vivimos solos. Esto puede provocar que el espacio se vuelva caótico en proporción directa con el número de personas que habitan en compañía. Pasa también que aunque los espacios puedan estar abarrotados sea resultado de la falta de metas comunes en materia de organización. Puede que la razón ni siquiera sea que uno es ordenado y el otro no; pasa que todos son ordenados pero con el ritmo de vida tan acelerado que llevamos […]