Todo en la vida requiere de esfuerzo y tiempo; el desorden también. Aunque pongamos de excusas tantas como nos sea posible, el desorden no se da en un tris, no es cosa ni de magia ni de chasquear los dedos para que la maldición se haga presente. El desorden surge cuando se compaginan varias circunstancias. De esas circunstancias al final de cuentas nosotros somos los únicos responsables, llamémosle falta de acción; el resto es solo tiempo y dependiendo de que tanta cantidad de ambos se compaginen será el tamaño del desastre frente a nosotros. En algunos casos podrás pensar ¡oh es […]