Soy de las personas que se sienten sumamente estresadas por la anticipación exagerada de festividades. Nada raro resulta ver cómo desde agosto empiezas a ver que las grandes cadenas de autoservicio y panaderías empiezan a vender el pan de muerto típico de noviembre; o que iniciando septiembre el sonido local de los comercios se ve inundado por villancicos y se tiene montada con toda pompa y propiedad la sección de adornos navideños. En esos momentos la verdad siento que muero un poco por dentro; se que es importante la preparación para todo evento pero la desmesurada sobre posición de festividades […]