Recuerdo Momo, un libro de Michael Ende (mismo escritor de La Historia Interminable, llevada al cine). En ese libro se hablaba de unos individuos sombríos vestidos de traje y bombín, que iban por el pueblo haciéndole ver a la gente la necesidad de hacer todo más rápido para en la suma de segundos, minutos y horas ahorrados poderlos disfrutar cuando ya no se trabajara. Una aseveración interesante pero ilusa. Pocas veces nos damos cuenta que el tiempo es un bien que se gasta pero no se recupera, no es inversión pues no hay modo de retornarlo o retirarlo de una […]