Siglo XXI, toda actividad humana tiene relación directa o indirecta con la tecnología. Hacemos palomitas de maíz en hornos de microondas; los teléfonos celulares rigen no solo nuestras conversaciones, también nuestra agenda, lista de contactos, momentos de diversión; prácticamente todo integra en su mecanismo un chip de cómputo. Entonces la tecnología es una maravillosa ayuda en la vida moderna. Lo es hasta el momento que se vuelve un obstáculo.
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Douglas Coupland, October 2011

A menudo olvidamos que la tecnología, no es más que otra de las herramientas creadas por el hombre, para el hombre y con ellas hacer la vida y las tareas diarias más fáciles. No vivimos porno para la tecnología, nos servimos de ella para completar ciertos objetivos de productividad, para entretener nuestros momentos de relajación, para acercarnos a los que están lejos. Esos y mil usos nos permiten los avances tecnológicos. Creer que debemos pleitesía a los aparatos, a los circuitos integrados, a los chips o a las computadoras es demeritar nuestra calidad humana y elevar al rango de imprescindibles todo objeto inanimado que realice una función.

Ya se que no es raro que entremos en pánico cuando la computadora se infecta de virus, cuando no arranca y aprisiona nuestra información en su cerebro. Nos volvemos orangutanes rabiosos si la lavadora no lava, si el celular no recibe señal, si el internet se desvanece. Hacemos que nuestra vida dependa tanto de aparatos en lugar de depender de nosotros mismos, al grado que si un día por la noche hay un apagón de electricidad terminamos teniendo insomnio. Nunca se nos ocurre leer a la luz de una vela o aprovechar para dormir un par de horas extras.

En el pecado llevamos la penitencia, queremos depender tanto de los avances de tecnología que si carecemos de ella nos paralizamos. En todo momento es preciso recordar que se trata de herramientas pero que el intelecto de hacer depende de nuestro cerebro conectado con nuestro cuerpo, no del aparato infundiéndole vida a nuestra mente.

Prepararnos además, para aquellos momentos en que no podemos contar con la tecnología, ya sea por fallas, falta de energía, etc. Hay tareas que por su sola dinámica es imposible completar sin la computadora, pero si en esos tiempos que tenemos detenido todo volvemos a las bases, podríamos avanzar con el uso de un lápiz y una libreta. Lo importante es no quedarnos de brazos cruzados, entender que hay otros caminos y contemplar en el futuro inmediato la creación de un plan B para las contingencias.

También es bueno que así como desintoxicamos nuestro cuerpo con una dieta específica, podríamos en ocasiones desintoxicarnos uno o dos días, tal vez al menos unas horas del uso de todo tipo de tecnología para que nuestra mente también descanse de la velocidad que nos obligan los tiempos a digerir la inmensa cantidad de información con que nos bombardean día a día.