Para organizarse hay que tener claros dos componentes, el tiempo y el esfuerzo. Ninguna tarea que valga la pena es instantánea como si fuera comida congelada para hacer en microondas.
Si consideras que la magia, chasquear dedos, una píldora milagrosa o un electrodoméstico de última generación van a suplir el trabajo para organizarse, déjame que te cuente que no lo verán tus ojos. La tarea de organizarse requiere de dos cosas, el tiempo para hacerlo y el esfuerzo para lograrlo.
Tiempo Y Paciencia Para Hacer
Primero hablemos del tirano, como muchos lo ven, el tiempo. No es que sea tirano, el tiempo es la consecución de minutos y segundos. La tiranía no es de él, es nuestra al atiborrarle más actividades y compromisos de los que caben en sus 24 horas diarias. Entonces, necesitas en el calendario o agenda, declarar que tal día, a tal hora y por tantos minutos, existe el compromiso formal de organizarse. Que no habrá distracciones o pretextos que descarrilen el propósito. No importa que solo sean 15 minutos, la idea es que se cumplan cabalmente
La otra razón de tomar en consideración al tiempo, es debido a que la organización, no necesariamente quedará concluida en una sesión. Aquí entra a juego tener paciencia, para ver los resultados completos tal vez en una semana, un mes o hasta más, dependiendo del grado de desorganización, sesiones realizadas y empeño puesto.
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El Esfuerzo Como Combustible
No te creas todo lo que veas que venden en televisión, esos productos mágicos, ese mercadeo de promesas que generalmente no son cumplidas. Tampoco creas que comprar casas lindas en los supermercados o tiendas especializadas hará que organizarse sea inmediato o inherente. Muchas de las veces las cajas solo terminan aglomerando más nuestros espacios por ser cosas añadidas al desorden. No te engañes, el combustible de la organización de espacios es, ha sido y será el esfuerzo ¿Duele que no haya solución sin él? Probablemente, pero si aterrizamos los pies en la tierra y bajamos la cabeza de las nubes, podremos coincidir que toda empresa que valga la pena lo requiere y en cantidad. El sudor del esfuerzo tiene además un efecto secundario positivo, hace que una vez alcanzado el objetivo, este se saborea de manera tal, que aprendemos a apreciarlo, a cuidar el resultado y a procurar evitar retrocesos que nunca estás ausentes.
Ahora hemos reforzado algo que ya sabíamos, y que puede aplicarse igual para organizarse que para todo objetivo de vida. Tiempo y esfuerzo son claves y llaves para abrir las puertas que nos conducen a la obtención de resultados, así que a aplicarse.