Hemos hablado acerca de que a la hora de organizar, resulta importante que tomemos un ritmo pausado, tranquilo y hasta cierto punto relajado. A primer vista pensarás que siendo cauto con la velocidad de trabajo solo conseguirás perpetuar el desorden. Nada más falso. No siempre ir mas rápido significa avanzar más. Imagina las áreas desordenadas de tu casa u oficina como una avenida en medio de la hora pico. Una vialidad congestionada por camiones, camionetas, automóviles, motocicletas; agrega un par de baches, dos secciones de la calle cerradas por reparaciones y por último un desafortunado alcance entre un conductor que aceleró antes de que el que lo precedía lo hiciera. ¿Una imagen muy caótica no? En esas condiciones de circulación ir a 80 kilómetros por hora sirve, no para llegar más rápido pero si para conseguir amontonar más unidades vehiculares en un embotellamiento de proporciones infernales. Si te dijera que ir a 40 kilómetros por hora resolvería en gran medida el problema ¿Me tildarías de loco o quizá estúpido? No tomaré ofensa, lo entiendo porque no es fácil entender la paradoja de que ir mas lento te haga avanzar más rápido.

En la organización, querer correr abarcando muchas tareas y tratar de hacerlas a la velocidad de la luz, consigue invariablemente cansarte, agobiarte y frustrarte. Después de una intentona de hacer orden para terminar drenado mental y físicamente te conduce a la tajante decisión de tirar la toalla, de mirarte al espejo diciendo ¡fracasaste, esto no es para ti! Vuelvo al ejemplo de la calle, si avanzáramos todos a una velocidad menor pero de manera constante se reducirían sensiblemente los congestionamientos, por tanto el tiempo que pasamos montados en un  vehículo tratando de llegar del punto A al punto B. Piensa, recapacita, ahora pon ese criterio en tu practica de ordenanzas; sucede que si vas calmado te agotarás menos, disfrutarás el proceso, verás sus bondades, finalizando con una mayor tasa de éxito en el corto, mediano y largo plazo.

Ve tomando tareas de envergadura sensata, que te posicionen en la ruta al éxito. Pequeños avances generan grandes cambios. No pretendas tener organización de tu espacio apresuradamente, lo más seguro es que no lo logres; confía en un paso tranquilo para que tengas resistencia. A paso lento seguro llegas, a paso veloz te cansarás antes de la colina y no conseguirás subirla. Al fin de cuentas todos queremos lo mismo, ser organizados en nuestras pertenencias, dinero y tiempo; lograrlo está del otro lado de esa colina.