“Todos guardamos cosas por ahí, algunas para reparar después, otras por sentimentalismo, pero más de las veces se convierten en problemas de acumulación”
Si la casa es grande, probablemente tenga muchos, armarios, gabinetes y quizá hasta una bodega. Si la casa es pequeña, aún así habrá gabinetes clósets más pequeños y cajones. En cualquiera de los dos casos, son sitios ideales para que la acumulación, empiece a manifestarse si no tenemos precauciones. Hay casos donde la acumulación es compulsiva, pero no solo pasa por esas razones; cualquiera de nosotros somos susceptibles a ella. Si conocemos la causa, podremos poner remedio en caso de que ya haya ocurrido; si aún no pasa será como una vacuna de prevención contra a acumulación.
Lo que está roto y debe arreglarse. Es bueno tener en mente que hay cosas que podemos reparar, para no pagar precio completo. Las cosas remendadas o reparadas no lo restan valor a su funcionalidad, pero ten cuidado; muchas veces guardamos cosas que requieren atención más nunca poner fecha límite, por lo que pasan los meses o años y no se llega el día para ser reparadas. No caigamos en esta conducta, algo que requiere reparación tiene que tener una fecha límite para hacerse, se debe conseguir un presupuesto y ver si económicamente es viable dicho arreglo, muchas veces puede ser más económico comprar algo nuevo. Hombres, lo mismo va para esos autos, he visto decenas de coches parados frente a casas o las cocheras, dueños que tienen la esperanza de arreglar los desperfectos y pasan muchos años y el auto además de devaluarse más, se convierte en un proyecto incosteable pues las piezas son más raras y caras.
Lo que tiene valor sentimental. Te lo regaló la abuela que ya falleció; o tal vez tu hijo cuando hace 10 años; tu mamá el día que te casaste; tus ex compañeros de trabajo cuando decidiste cambiar de empleo. La historia detrás de un objeto puede ser tan particular, pero en todos los casos, so lo que te une a esa pieza es solo el sentimentalismo, más que la funcionalidad, el uso o que realmente la disfrutes, sácale una o varias fotos y deshazte de ello. No estarás faltando al respeto de quien te lo dio, simplemente las memorias se guardan en tu cabeza y se llevan en el corazón; no en algo que acumula polvo y quita espacio.
Lo que sirve en caso de escasez. Abuelos y padres por igual nos ha dicho tantas veces esto; guarda (en realidad mi abuela decía alza) tal o cual cosa, mañana puedes necesitarlo y no vas a tener con que comprarlo. Si bien es cierto que ser precavido es bueno, también hay que poner las cosas en contexto; las generaciones previas han padecido muchas crisis económicas, cosa que hacía un pecado tirar o desperdiciar recursos. Hoy en día las cosas si bien no son todo lo bello que quisiéramos, estamos relativamente más estables. Sigue el consejo de prever, pero no a costillas de tu espacio, ni de tu ansiedad; se precavido pero no acumulador.
Lo que debemos guardar por razones monetarias. Me refiero a las cosas que guardamos como inversión. No hablo de acciones, metales o divisas; me refiero a cosas como arte, coleccionables, mercaderías de oportunidad. Debes ser muy consciente, si no tienes espacio para almacenar cosas por meses, mejor no te metas en camisa de once varas, este tipo de bienes deben estar almacenados de modo que no se maltraten y que conserven su integridad, de modo que no pierdan valor monetario. Si cuentas con un espacio adecuado mantén un inventario y todo en orden, no por ganar unos pesos acabes sin espacio para respirar. Mención aparte merecen los coleccionables porque muchas veces son solo para beneplácito propio; en ese caso hónralos teniendo un lugar para exhibirlos y mantenlos limpios y en buen estado.
Lo que guardamos porque sí. Son básicamente todas las cosas que causan cierto grado de acumulación, pero que no caen en ninguna categoría particular. Tampoco tenemos una razón clara de por qué las conservamos, de hecho ante la pregunta solemos encogernos de hombros sin mencionar un argumento válido. Por tanto estas son las cosas más peligrosas y las que deben dejarse ir porque están propiciando que la acumulación se llegue a convertir en una plaga difícil de erradicar.
Lo malo en la vida de los objetos no es poseerlos, lo malo es no darles un uso apropiado, no darles un sitio para guardarlos apropiadamente y no mantenerlos en buen estado. Todo eso conforma una mecha que muchas veces se enciende por eventos dolorosos, resultando al llegar al final del cabo, en una explosión de emociones y cosas que provocan una acumulación severa. Prevén el abarrotamiento, atacando la raíz del problema.