En cualquier actividad humana hay hechos y también falsedades. La organización no es excepción. Existen una serie de ideas preconcebidas, quién sabe por qué, acerca de la organización. Con medios de comunicación, programas de televisión, sistemas de productividad y blogs en internet, se puede tener una vista más cercada de lo que realmente implica organizar. Curiosamente, muchas veces preferimos los rumores a los datos reales. Por eso quisiera tocar el tema de las falsedades de la organización, para poder desechar algunos conceptos sobre la misma, que hacen que la gente pueda sentirse intimidada a probarla, mejorando con ello su vida.
Organizarse es sinónimo de perfección. Organizarse es establecer métodos y sistemas para poder llevar una vida más placentera, menos estresante, con menores complicaciones. También se aplica a generar ambientes de trabajo más ligeros, fluidos, agradables y productivos. En ningún momento se trata de apuntar por la perfección; se trata de funcionar armoniosamente, tanto con el entorno inmediato, como con las actividades que requerimos realizar en casa u oficina. No hay que confundirnos, hay muchas revistas que muestran imágenes de espacios bellísimos, con todo ordenado y estéticamente agradable; pero esa no es la meta de la organización, si bien no está peleada con el esteticismo, su finalidad es el sistema y su aplicación en la vida común. ¿Acaso quieres vivir en un espacio que no puedas mover ni un ápice para no perder el orden?
Una vez organizado ya nunca se desorganizará. Seamos realistas, tu casa u oficina no son un museo; aun suponiendo que todo quedará exquisitamente organizado y ordenado, la simple interacción con tu espacio, motivará que las cosas en un momento u otro se desordenen. Como te comenté, la organización es acerca de métodos y sistemas, no solo de que la caja esté alineada en la repisa. Inclusive, esos sistemas deben considerarse entidades con cierta vida, pues con el paso del tiempo, requieren ajustes, modificaciones o cambios radicales. Organizar es el primer peldaño de la escalera, usar las cosas y regresarlas a su lugar, además de ajustar el sistema son los siguientes, para crear rutinas y hábitos.
Hay una receta para organizarse. No es clase de cocina, o tratamiento médico; la organización es como un traje a la medida. No podemos hablar de organización y pretender que el mismo sistema que me sirve a mí le sirve a todos, si siquiera a otra persona. Al ser individuos, requerimos un sistema individualizado, máxime que hay hogares u oficinas donde en un espacio, confluyen varias personas; entonces habrá que establecer un sistema que funcione en colectivo.
Yo puedo organizarme solo. Este punto es muy debatible; claro que una persona puede organizarse a sí misma, la pregunta sería ¿de ser así por qué tiene todo desorganizado? Principalmente, los sistemas que implementa un Organizador Profesional, tienen la finalidad de enseñar a la par que se ejecutan; esto es, que el Organizador Profesional guiará al cliente con métodos que faciliten, que estando a solas, cualquier día, la persona se adhiera al sistema y lo continúe para no volver atrás. La mayoría de las personas que padecen desorganización, tienen problemas en conducirse entre la maraña del desorden. Claro hay excepciones. Ahora bien, es factible que te autoenseñes a llevar un sistema aplicándolo tu solo, claro que requieres mucha disciplina.
La tecnología ahorra tiempo a la hora de organizar. Este punto es muy fácil de tocar, la tecnología te va a ayudar siempre y cuando sepas cómo funciona y aprendas a utilizarla. Si no sabes usar una aspiradora, no hará el trabajo más rápido que una escoba; ya no digamos aplicaciones para Smartphones.
Verás que simple es quitar ciertos prejuicios de la organización. Con esto espero poder acercarte más y no sentir que debas ser perfecto, que pueden emplear una receta o mentirte creyendo que basta organizar usa sola vez.
El artículo “Falsedades de la organización” escrito por Nacho Eguiarte apareció primeramente publicado en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en español.
