Por Nacho Eguiarte

Un asunto que todos recordaremos, o al menos la mayoría y que es de importancia para los hijos que recién vuelven a clases, es el atrofiante problema de las mochilas. Hace poco te comentaba sobre un estudio que se elaboró hace años sobre el cómo influye la mochila en problemas de salud relacionados con afecciones de espalda. Ahí mismo se mencionaba como elegir una mochila adecuada. Ahora, poco sirve tal información si la misma escuela no apoya con una acción sumamente simple, los horarios de materias.

Casi por regla general, en el nivel medio superior y superior, no se ven a diario todas las materias que componen el cuerpo curricular del ciclo escolar. Se determinan horarios basados en la cantidad de horas/crédito que se deben cumplir. En el nivel básico, solo en la parte que corresponde a la Secundaria, se entregan horarios porque por lo regular cada asignatura es impartida por un maestro diferente. No pasa en Preescolar ni en Primaria o al menos en muchas de ellas. Eso deriva en que la mochila de los niños por lo general lleva a tope su capacidad cargando todos los libros, cuadernos y útiles, sean o no requeridos en un día determinado.

Solicitar amablemente al cuerpo académico del plantel, que establezcan horarios de estudio, variando las materias por día, puede aliviar muchísimo el problema. De eso modo se cargan solo los materiales que se necesitarán en el día en cuestión, dejando las espaldas más ligeras y previniendo lesiones y sobre todo imposiciones frustrantes a nuestros hijos. ¿Cuántos de nosotros mismos no renegamos por tener que cargar semejante peso para educarnos?

Ahora no creas que solo es un punto a favor de su salud, claro que no. El que los niños tengan horarios estructurados para ver ciertas materias, desarrolla su sentido de organización, pues saben que tienen que llevar ciertos útiles o cuadernos para cada día, lo que les crea la necesidad de acomodar su mochila a diario, llevando un horario en papel y comparando lo que verán al día siguiente con lo que han de cargar. Eso les representa un aprendizaje invaluable, lo mejor del caso es que es un aprendizaje silente si quieres llamarlo así. No es algo que aprenden disgregado, es algo que va de la mano de otra situación que es la estructuración de sus tiempos; saben que si verán matemática, necesitarán compás, ábaco o algún otro instrumento, por lo que de no hacerle podrían tener una mala nota y una reprimenda por no estar preparados para la acción.

Ves pues que el horario es mucho más que solo evitar bultos gigantes como si de conchas de caracol se tratara en la espalda de tus hijos, piensa que hay más que beneficios de salud implícitos, hay beneficios de organización sin que tengas que predicarles desde el púlpito con amenazas de condena.

El artículo “Horarios, libros y materias” apareció publicado primeramente en el Blog de Organización NACHOrganiza