No es raro un mal día en la casa, o como decimos vulgarmente, un día de perros en el trabajo. La molestia no es algo sencillo de dejar pasar. Son tantos en ocasiones los problemas que nos agobian. Recurrimos inconscientemente a una costumbre nada buena; ir por la vida machacando una y otra vez, nuestra frustración ante lo que sucede en nuestra vida. Bueno, pues debemos dejar cada uno de los problemas donde pertenezcan; ya basta de cargarlos siempre, a toda hora y en todo lugar. Eso nos limita en nuestro goce de vida.
Definir el territorio del problema
Aprendamos que, si definimos el territorio al que pertenece un problema, nos dará la oportunidad para dejar de lado la saturación emocional. El problema que tengas con compañeros de trabajo, deberá quedarse guardado en el cajón del escritorio a la hora de cumplir tu turno. Las angustias por tu matrimonio o las notas de los hijos en la puerta de la casa al salir a trabajar. Que más decir, cuando vayas a una reunión, donde la idea es pasar un buen rato, no te lleves los problemas como si fueran el accesorio de moda. La gente busca divertirse, no servir de paño de lágrimas. La vida es muy dura, pero es dura con todos, por igual, unos sufren por salud, otros por dinero, otros por problemas legarles, pero elegir disfrutar el momento, es lo que nos va diferenciando. Tener un problema y hacerlo de dominio público, provoca que gastes energía, que no aprecies los pequeños momentos gratos de la vida, más importante, no contribuye a que resuelvas el problema, solo a dejar su marca impregnada en tu cerebro.
¿Me callo entonces?
No quiero decir que tengas que tragarte todo. Es importante hablar de tus tribulaciones con alguien, lo que no es correcto que solo hables de problemas con ese alguien. A la larga te evitarán, o peor cosa, estarán mirando como mueves los labios, oyendo la articulación de las palabras pero con su mente en otro lugar, lo que llamamos un lugar feliz, alejados de tu bullicio.
Se considerado contigo mismo, busca consuelo en los demás, pero no pidas que te resuelvan la vida. Tampoco esperes que te tengan lastima, no se trata de caer en un círculo vicioso, “Sufro, luego existo, existo para sufrir” Platicar un problema sirve para soltar vapor de una olla de presión, te permite tener claridad mental; hablar solo de problemas que te acontecen, es como abrir de golpe la olla sin reparos, la tapa saldrá volando y más de algún sentimiento quedará dañado. Por temor o apatía, la gente no querrá platicar contigo; para qué, si problemas tenemos todos, y para resolver problemas los propios bastan.
El artículo “Los problemas donde pertenezcan” escrito por Nacho Eguiarte apareció publicado primeramente en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en Español.