“Sufro como Precious” es una frase icónica de las redes sociales; se acuñó justo después de que la película cuya protagonista llamada Precious llegará a las salas cinematográficas. La frase, se puso de moda, pues se utilizaba para mofarse de situaciones que nos causaban sufrimiento, claro, ese sufrimiento superfluo, que distaba enormemente de las tragedias que vivía el personaje del filme. Bueno, esa frase me hizo escribir este artículo. Muchos, para no decir todos, tenemos ese amigo o pariente cuya vida es una tragedia griega; le pasa de todo o al menos, lo expone en sus comentarios de tal modo. ¿Te has preguntado por qué lo hacen? Sin meterme en asuntos de la psique, parece que la finalidad de externar su sufrimiento es para ganar trato especial; ya sabes, “pobre de fulanito le pasa todo, hay que ser considerados con él”.
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Estar en esa postura no ayuda a la larga
Adoptar la postura de sufrimiento perpetuo, no ayuda a quién la practica; a la larga terminará metiéndose en la mente, dejando de ser una forma de atraer simpatía o atención. Quedará impreso en el pensamiento, que esa es la realidad. El resultado será vivir en un estado de confortable dolor. El sujeto, obligado por la mente y la incepción de su idea primaria, tenderá a ver de manera oscura la vida, para que esforzarse, para que luchar, si de cualquier forma la vida regresará el golpe.
Aceptar una máxima “La vida no es justa”
En la medida que se acepte el hecho, de que la vida no es justa, podremos enfrentarla, sabiendo que no podemos ganarlas todas, pero que tampoco podemos quedarnos sentados y lamentarnos de nuestra suerte. La suerte la construimos, la determinamos nosotros mismos; aunque haya factores externos, que no podamos controlar o vencer, si podemos tomarles como punto de partida para reorganizar nuestro plan de lucha diaria.
Si tienes un amigo así, un pariente así, que solo sufre como Precious, debes confrontarlo y decirle, que con quejas no conseguirá nada. Si se pone a contar bendiciones y maldiciones, podrá darse cuenta que la vida está más en balance de lo que se cree. El proceso de interacción con los quejosos es muy simple; primero sentimos empatía por ellos, después los tratamos diferente para compensarles, seguido iremos tomando lástima, después apatía, para finalmente alejarnos de ellos. La alegría se contagia y la tristeza también, un individuo que solo se queja puede robarnos energía preciada, por eso terminamos evitándolo.
¿Qué pasa si tú eres el quejoso?
Aprende que la vida es dura, que no es justa y que es una lucha constante. Claro que hay recompensas, como también debemos pagar facturas muy caras, muchas de ellas no las entendemos, por eso es común esa pregunta catártica ¿Por qué a mi?. Yo te voy a decir de una manera seca ¿Y por qué no?. Aprendamos a crecer de los tropiezos, a gozar las bendiciones y a quejarnos si pero un poco, solo lo suficiente para impulsarnos a la conquista de un nuevo día, total, al final del día solo anochece para esperar de nuevo al sol.
El artículo “Sufrimiento para ganar trato especial” escrito por Nacho Eguiarte apareció publicado primeramente en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en Español.