Como hombre, soy igual que todos, o la gran mayoría en cuestión de prendas de vestir. Puede que haya algún atuendo que me guste más que otro, pero al final de cuentas, ninguno de ellos sería motivo para guardarlo por el resto de mi vida. Por otro lado, las mujeres son más apegadas sentimentalmente a muchas prendas, especialmente a aquellas que tienen una relación directa con evento importante, eventos que marcaron un hito en su historia personal. Tal es el caso del vestido de novia. ¿Pero qué puedes hacer para que no se convierta en un estorbo?

Antes que proceder a dar ideas, sobre como almacenarlo, hay que establecer tu estado actual. ¿Sigues casada? ¿Ya no lo estás? ¿Lo estás pero decidiste que es hora de prestar atención al presente no al pasado? Bueno, con esas referencias podemos hablar de tres cosas que se pueden hacer con el vestido de novia.
Este tema será en dos partes, primero hablaré en el caso de si has de conservarlo:
Alto Vacío. Se trata de bolsas de polietileno en las que se deposita el vestido, se sella y por medio de un sistema de exclusa se extrae todo el aire, quedando encapsulado el vestido dentro de la bolsa plástica. Para muchos expertos esta opción ayuda a eliminar el bulto provocado por vestidos hampones, pero dado que la bolsa se arruga con el proceso de extracción de aire, puede provocar arrugas serias en la tela, que al paso de los años, pueden quedar marcadas irremediablemente. Hay opiniones encontradas a su uso, por una parte se sugiere solo encapsular las crinolinas, pues las arrugas siempre quedarán debajo de la prenda. Otro punto en contra, es que al no respirar la prenda en el interior de la bolsa, al sacarla en un momento determinado, puede tornar amarillenta la tela por oxidación.

Cajas libres de ácido. Este método es quizá el más estorboso, pues no deja de ser una caja de considerables dimensiones (de acuerdo al vestido). La ventaja es que estas cajas están elaboradas libres de ácido con un PH neutro, esto evita que la tela con el paso de los años y la cercanía del papel, se vea comprometida. También cuenta con una mirilla tipo mica, para poder admirar la prenda sin necesidad de sacarla de la caja y tocarla.

(Imagen Amazon.com)
Bolsas especiales antipolilla. Son bolsas como las que conocemos para guardar trajes o vestidos, solo que tienen un tratamiento especial para ahuyentar a las polillas. En estos casos la prenda va en tu closet y puede ser adicionada con algún sachet o costalito de lavanda o pedacitos de cedro para aumentar la protección, eso sí, nunca deben tocar la prenda a riesgo de mancharla. Este método es controversial, pues aunque la bolsa se fabrique con especificaciones para evitar la polilla, no es infalible, por lo que hay que revisar al menos un par de veces al año que la prenda no está siendo atacada.

(Imagen The Container Store)
Cajas de exhibición. Son cajas que tienen paredes de acrílico, altamente especializadas, cuentan con sensores de humedad para determinar si el sitio donde se deposita la caja es óptimo. La gran ventaja es que puede exhibir el vestido como una pieza de arte, la desventaja, el costo que es elevado, dado que es un sistema muy especializado.

Cualquiera de los métodos requiere que la prenda se guarde limpia, lo más recomendable, es llevarla después de su uso, a una tintorería que se especialice en restauración, renovación y limpieza de este tipo de prendas. Recuerda hacer esto inclusive si no tiene manchas visibles la tela ¿Por qué? Porque las telas reaccionan a los ácidos del cuerpo, el sudor principalmente, que aunque en principio de cuentas no se aprecia, con el paso del tiempo torna amarilla la tela. También vale que lo arregles, en detalles como bastillas descocidas, rasgaduras, etc.
Ahora, estas medidas de conservación pueden aplicarse a cualquier prenda significativa en tu vida, pero sobre todo a vestidos de noche, graduación, quince años; prendas que por lo regular se usan una vez en la vida. Quédate en sintonía y en la próxima entrega, hablaremos de los casos que no quieras conservar la prenda.
El artículo “Vestido de Novia, parte I” escrito por Nacho Eguiarte apareció primeramente publicado en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en español.