En la anterior entrega, toqué el tema de la conservación del vestido de novia, que lo mismo aplica a cualquier prenda especial. Ahora, que sucede con esas mismas prendas, en casos digamos, después de una agría separación, o simplemente cuando se considera moverse hacia el futuro, dejando atrás los recuerdos del pasado, especialmente sus cosas. Bueno en ese caso se puede optar por varias soluciones, que además de liberarte de abarrotamientos, te puede ayudar a dejar ir emociones que puedan no ser sanas o que te detienen de tu crecimiento como persona.
Entonces, que hacer si no quieres conservar tu vestido de novia.
Herencia. No me refiero a esperar el momento de tu muerte para dejar tu legado textil definido en el testamento, o esperar que las féminas en la familia peleen por él por ser un vestido de diseñador o porque viene cuajado en cristales de Swarovski. Me refiero muy puntualmente, a que lo heredes en vida; por lo regular tienes parientes en edad de casarse, ya sean hermanas, sobrinas, etc. Ellas pueden darle una personalización al vestido, llevarlo con una modista y sacar el mejor provecho de él.
Transformarlo. Hay modistas tan diestras, que son capaces de tomar una prenda y transformarla en algo completamente diferente. Piensa en la posibilidad de convertir tu vestido de novia, en un fabuloso vestido de cóctel, con el simple hecho de cortar el largo, hacer algunas alteraciones e incluso teñirlo. Recuerdo un capítulo de Project Runway (son fanático de esos Reality Shows) donde los diseñadores, tenían que transformar el vestido de novia de varias mujeres que se habían divorciado, buscando con el cambio de vestido, conseguir una prenda para festejar su nueva independencia.
Reutilización. Este es un tema más interesante, puede entenderse como pasarlo a otra chica que no tenga los recursos para comprarse un vestido de novia, puedes anunciarlo por algún sitio venta de bienes y servicios en internet. Otra opción, asistir a un evento de trueques y canjearlo por algo que sirva a tu momento presente. Otra opción sería, reutilizar la tela, apliques, encajes, etc., deconstruyendo el vestido para recuperar los textiles, empleándolos en nuevas cosas, como pañuelos, mascadas, etc.
Donarlo. Sabes que una de las opciones que me gusta hablar, es la donación. En Estados Unidos hay programas de entidades sin fines de lucro, para donar vestidos tanto de novia como de noche, haciéndolos llegar a jovencitas que no tienen los medios para comprar un vestido de graduación. En otros casos los vestidos se venden o subastan para financiar programas de niños de escasos recursos. En México por desgracia no conozco un programa similar, pero se de casas hogar o asilos, que venden prendas para conseguir algo de sustento. Piensa que si a ti te dio una noche de alegría, sentirte ataviada cual princesa, ahora puede ser el motivo de más sonrisas, especialmente viniendo de la bondad de una desconocida.
Claro que estas, al final de cuentas también puedes venderlo y recuperar parte de la inversión realizada. Cada mujer tiene sus propios apegos por lo que la solución varía de persona a persona, pero en pocos puntos, podemos decir que estos son los destinos que puede tener un vestido de novia o de gala, que ya no quieras en tu guardarropa.
El artículo “Vestido de Novia II” escrito por Nacho Eguiarte apareció primeramente publicado en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en español.