La renuncia laboral puede ocurrirnos una o más veces en la vida, como sea puede organizarse para que las transiciones generadas sean más suaves y llevaderas.
Con este artículo no quiero crear polémicas innecesarias. Solo esto hablando desde mi particular punto de vista y en cierto modo, desde mi propia experiencia. La renuncia laboral es un estadío en la vida productiva de muchos de nosotros. Simplemente llega un día que lo que hacemos no nos satisface, el sueldo devengado no es el óptimo o las condiciones de trabajo son demasiado pesadas como para cargarlas con sanidad mental.
Decidir La Renuncia Laboral.
Para llegar a un punto de querer tirar la toalla como vulgarmente decimos los mexicanos, deben pasar un sinfín de situaciones. Desde los malos tratos, la carencia de las condiciones de trabajo, la falta de apoyo, especialmente cuando se cumple cabalmente con el desempeño esperado. Suele pasar también que no hay crecimiento laboral, que se siente un estancamiento profesional, sin miras de que cambie en un futuro inmediato o a mediano plazo. Las razones son tan variadas como variados somos los trabajadores. Al final de cuentas, todas y cada una se van sumando, creando un caldo de cultivo que nos hace sentirnos decepcionados, agredidos, ignorados o en casos más tristes, enojados con lo que hacemos. El trabajo se vuelve una carga, no un goce.
[Tweet “He Tenido Más De Una Renuncia Laboral En Mi Vida, Unas Fueron Sin Pensarlo Dos Veces, Pero Algunas Fueron Organizadas Previamente”]
Antes De La Renuncia Laboral.
Muy bien, una vez que da el hasta aquí, hay que planear una serie de cosas, o al menos, hay que contemplar situaciones de realidad innegable. ¿Cuáles y cuántos son los recursos económicos con los que cuento para renunciar? ¿El mercado laboral es apto para encontrar otra posición que llene mis expectativas? ¿Al final de cuentas la decisión de renunciar se debe solo por sanidad mental? Muchas preguntas se alzan antes la necesidad de renunciar. Las de carácter financiero quizá más que otras. Según Robert Kyosaki escritor de Padre Rico, Padre Pobre, se es rico quien vive más tiempo sin tener que trabajar. Por eso el aspecto económico es aunque no nos guste aceptarlo, muy determinante a la hora de presentar nuestra renuncia. Hay que tomar en cuenta la cantidad de dinero que debemos erogar para vivir, rentas, alimentos, transporte, deudas, etc. Esto al confrontarlo con los ahorros que tenemos nos dará una idea de a qué nos enfrentamos. Si, yo sé que hay casos en los que renunciar es cuestión de auto-preservación, en cuyo caso pues tomamos la decisión, pero en los casos posibles mejor planear con cuidado el movimiento. Recuerda que todo es tendiente evitar transiciones que nos dejen lastimados económicamente, especialmente ante la posibilidad de no encontrar empleo a corto plazo.
Después De La Renuncia Laboral
Lo logramos, hemos renunciado. Si las cosas marchan bien, mejoraremos notablemente las condiciones laborales, claro que con ello lo económico también. Si las cosas se ponen un poco lentas, podríamos batallar para encarrilarnos, pero al final saldremos triunfantes, porque sabemos lo que valemos y lo que tenemos para dar. Pero antes de siquiera acomodarnos, es probable que suceda algo, un evento que no teníamos contemplado en la ecuación. El duelo. Los duelos no solo se suceden por la pérdida de un ser querido, también acontecen cuando otro tipo de pérdidas se presenta. La pérdida del empleo, aunque sea algo planeado, puede presentarte un duelo. Eso sucede porque debes cambiar una rutina de tal vez muchos años, dejar de convivir con personas agradables, que en muchos casos se convierten en tu familia electiva. También porque aunque sabemos que vamos a mejorar, nos ataca la melancolía, incluso la duda de no saber si invertimos demasiado en un empleo o con un patrón, y al final la inversión no resultó favorable o tan justa. En ese momento hay que ser honestos y abrazar las emociones que se manifiesten. No dejes de vivir esa etapa, porque en la medida que la proceses podrás liberarte de ataduras, agradecer y lograr una preparación en miras de ese nuevo objetivo.
[Tweet “No Hay Cosa Que No Pueda Planearse U Organizarse, Incluso Una Renuncia Laboral Se Puede Hacer De Manera Ordenada”]
Para finalizar mi intervención de hoy, debo decir que todos y cada uno de las palabras escritas, provienen como ya lo dije de mi experiencia personal, de las varias ocasiones que debí renuncia a un empleo. Para ser bien claro, no en todas estaba preparado, muchas se resolvieron por capricho, otras por decepción profunda y otras más para aspirar a mejores metas. En todo caso también hubo renuncias laborales que se suscitaron con toda una debida planeación y bien organizadas. Al final de cuentas, todas y cada una antecedieron a algo mejor y claro, también en su momento deje mojar los ojos un poco (o mucho en algún caso).